Aristóteles en «Ética para Nicómaco». Felicidad:

Aún teniendo gran cantidad de material del que aprender (y quién no), he decidido atender una recomendación de Aquileana que bien me ha podido servir de pretexto para empezar a leer uno de los clásicos de la filosofía: «Ética para Nicómaco».  Por ahora sólo puedo deciros que sintetiza perfectamente el sentido de perfección griega.

Siento enormemente los cortes que he realizado, tanto como quien sesga un lienzo de Picasso para mostrar la esencia de la obra. No obstante, siempre podéis acudir a la fuente directamente. En la web se obtiene sin ninguna dificultad.

En este artículo me gustaría hacer referencia al concepto de Aristóteles sobre la felicidad. Si Aristóteles levantase la cabeza lo único que vería es al vulgo apoderado de la civilización.

Y como si no lo supiéseis de antemano, espero vuestras aportaciones, matizaciones y mejor si son críticas. Podría ser interesante el estudio y reflexión de esta obra. Gracias Aquileana por la recomendación. Y ahora juzgad por vosotros:

 

Aristóteles en «Ética para Nicómaco»:

«En cuanto al nombre, cierto casi todos lo confiesan, porque así el vulgo, como los más principales, dicen ser la felicidad el sumo bien, y el vivir bien y el obrar bien juzgan ser lo mismo que el vivir prósperamente; pero en cuanto al entender qué cosa es la felicidad, hay diversos pareceres, y el vulgo y los sabios no lo determinan de una misma manera. Porque el vulgo juzga consistir la felicidad en alguna de estas cosas manifiestas y palpables, como en el regalo, o en las riquezas, o en la honra, y otros en otras cosas. Y aun muchas veces a un mismo hombre le parece que consiste en varias cosas, como al enfermo en la salud, al pobre en las riquezas; y los que su propia ignorancia conocen, a los que alguna cosa grande dicen y que excede la capacidad de ellos, tienen en gran precio.

 (…)

Las cosas, Pues, que de veras son suaves, no agradan al vulgo,  porque,  naturalmente, no son tales; pero a los que son  aficionados a lo bueno, esles apacible lo que naturalmente lo es, cuales son los hechos virtuosos. De manera que a éstos les son apacibles, y por sí mismos lo son, ni la vida de  ellos tiene necesidad de que se le añada contento como cosa apegadiza, sino que ella misma en sí misma se lo  tiene. Porque conforme a lo que está dicho, tampoco será hombre de bien el que con los buenos hechos no se  huelga, pues que tampoco llamará ninguno justo al que el hacer justicia no le da contento, ni menos libre al que en los libres hechos no halla gusto, y lo mismo es en todas las demás virtudes.

 (…)

Atribuir la cosa mejor y más perfecta a la fortuna, es falta de consideración y muy gran yerro. A más de que la razón nos lo muestra claramente esto que inquirimos. Porque ya está dicho qué tal es el ejercicio del alma conforme a la virtud. Pues de los demás bienes, unos de necesidad han de acompañarlo, y otros como instrumentos le han de dar favor y ayuda.

(…)

Demuestra que si la felicidad depende de las cosas de fortuna, ni aun después de muerto no se puede decir uno dichoso, por las varias fortunas que a las prendas que acá deja: hijos, mujer, padres, hermanos, amigos, les pueden succeder, y que por esto es mejor colocar la felicidad en el uso de la recta razón, donde pueda poco o nada la fortuna.

 (…)

Porque todas estas cosas concurren en los muy buenos ejercicios, y decimos que o éstos, o el mejor de todos ellos, es la felicidad. Aunque con todo eso parece que tiene necesidad de los bienes exteriores, como ya dijimos. Porque es imposible, a lo menos no fácil, que haga cosas bien hechas el que es falto de riquezas, porque ha de hacer muchas cosas con favor, o de amigos, o de dineros, o de civil poder, como con  instrumentos, y los que de algo carecen, como de nobleza, de linaje, de hijos, de hermosura, parece que  manchan la felicidad. Porque no se puede llamar del todo dichoso el que en el rostro es del todo feo, ni el que es de vil y bajo linaje, ni el que está sólo y sin hijos, y aun, por ventura, menos el que los tiene malos y perversos, o el que teniendo buenos amigos se le mueren. Parece, pues, según habemos dicho, que tiene necesidad de prosperidad y fortuna semejante. De aquí sucede que tinos dicen que la felicidad es lo mismo que la buenaventura, y otros que lo mismo que la virtud.»

 

 

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